Hace miles, millones de años, dos seres solitarios vagaban sin rumbo por el mundo. Ellos no lo sabían pero se buscaban pues desde su nacimiento estaban destinados a encontrarse. Eran distintos a todos sus congéneres y al mismo tiempo, diferentes entre sí. Y llegó el día en que se cruzaron sus caminos. Y se reconocieron. Ella supo que él era el que esperaba, y él comprendió que ella era a quien buscaba. No opusieron resistencia.
Su unión fue el principio de lo eterno. Estaba formada por la dosis exacta de todos los sentimientos. No era solo amor, era mucho más: era lo inexplicable, Diseño tiendas online sentir que ya no eres uno, ni tampoco dos; eres la fusión inseparable con otro ser.
Y la vida tuvo celos: quería acabar con eso. No, no podía existir esa unión total que daba al traste con los planes que ella tenía para los humanos. Ellos no aman así. Y
LEER MAS a pedir ayuda a su eterna enemiga: la muerte. No tenía otro remedio si quería terminar para siempre con aquello. Le prometió muchas vidas a cambio de su ayuda. Por primera vez, en la historia del mundo, se aliaron la vida y la muerte en un pacto secreto.
Pero, ellas no sabían que ese extraño sentimiento que él y ella sentían no tenía fin. Ellas no sabían que continuaría después de la muerte. Ellas no sabían que la matéria carece de importancia, y que la esencia buscaría otros cuerpos para continuar lo que tanto habían tardado en encontrar.
Durante siglos, fueron viviendo otras vidas, cada uno por separado. Algunas felices, otras desgraciadas. Vidas interesantes, anodinas, mártires, heróicas, cortas y longevas, pobres y ricas, plenas y vacías. Infinidad de vidas que seguían unas a otras como una cadena sin final. En todas ellas, encontraban que algo les faltaba, no conseguían la total felicidad. A veces, hermosos espejismos aparecían en ellas, que por un momento, conseguían engañarlos. Y se apoderaba de ellos la euforia, hasta que se daban cuenta que había sido un sueño.